lunes, 12 de julio de 2010

Colegio Francisco Letelier de Paine, Chile

Cuando un Director marca la DIFERENCIA:
¿Quién dijo que no se puede?



Algunos directores de colegios muchas veces recurren a mil disculpas para justificar su fracaso en gestionar la institución que dirigen. En este caso es lo contrario. Es importante referirse, ahora, a un tema importante como es el liderazgo directivo, que marca una diferencia importante en el aprendizaje de los alumnos cuando se fomentan prácticas que impactan en el logro de los alumnos, es decir, ser dirigidos por líderes y autoridades percibidos como tales.

Don Benjamín Berríos, profesor de educación primaria, director del Colegio Francisco Letelier, de Rangue, Paine, una comuna rural a 60 kilómetros de Santiago de Chile, es uno de ellos. En el inicio de los años noventa era un colegio más de todos los municipalizados y hoy, que casi todos ellos bajan sus matrículas, este colegio a triplicado su matrícula, creció con cursos de prekinder a octavo básico y duplicó sus instalaciones. También ha mejorado en la prueba de evaluación Simce. El perfil familiar indica que son padres con trabajos esporádicos y sueldos familiares que no superan los US$ 430 mensuales.

El estado de situación demostraba que los profesores no trabajaban en su especialidad, por ejemplo, el de Lenguaje enseñaba Arte. Los alumnos no hacían las tareas y los padres argumentaban que los niños no entendían. Las inasistencias en invierno alcanzaban el 60%. ¿Qué hizo este señor?

Entrar a las clases a chequear personalmente que los contenidos entregados fueran los correctos, compartía con los alumnos y después se reunía con la jefa técnica y analizaban las fortalezas y debilidades del proceso académico.

Reorganizó el trabajo de los docentes según su currículum y experiencia e instauró consejos dos veces a la semana para compartir experiencias y concretar estrategias para superar las dificultades.

Involucró a los apoderados en participar. Decidió educarlos después de clases para subir su nivel de escolaridad. Visitó los hogares y vio que los alumnos realizaban sus tareas en malas condiciones. A partir de ese momento las tareas se hacen en el colegio. Y como los caminos rurales son malos compró un bus para trasladar a los niños para que llegaran puntualmente a clases.

Capacitó y perfeccionó a los docentes, ya que el interés del director es que los profesores sigan aprendiendo. Por ejemplo, gestionó con la Universidad Católica capacitación en computación, para utilizar correctamente los nuevos computadores del colegio. Todos los maestros tienen una hora al día libre para usar los PC.

También implementó para los alumnos un plan lector, por ejemplo, lectura silenciosa por media hora todos los días. Ahora, el director y su equipo están en la medida de crear salas de integración. Gestionó los recursos y ahora, martillo en mano, están implementando dos salas para alumnos con retraso mental y déficit atencional. Contratarán los profesionales especialistas para ellos.

Después de varios años de implementar estas medidas, el aprendizaje mejoró como consecuencia de lo realizado. Las tasas de repitencia bajaron de 25% (1998) a 1% (2008). Antes, a lo máximo que aspiraban los alumnos era a trabajar en el campo o ser empleadas de casa. Hoy aspiran a ser enfermeras o ingenieros. Tienen otros sueños gracias a la gestión de su director.

Lo relatado se resume en tres palabras: innovación, liderazgo y emprendimiento. Nada más ni nada menos. Al alcance de cualquier institución educativa. Cuando hay ganas de hacerlo bien, sólo hay que pensar:
¿Cómo lo hago posible?

Fuente: diario La Tercera

1 comentario:

Jimena Erazo dijo...

Una labor inspiradora. El maestro que lleva la profesión en la sangre, agota su esfuerzo en lograr su principal objetivo... formar.