viernes, 22 de noviembre de 2013

La institución educacional “inteligente”


Se viene la nueva era de "internet de las cosas”… alumnos y profesores siempre conectados.


La incorporación de las tics en la enseñanza y la tecnología digital en las estrategias de marketing han sido los primeros pasos. Seguramente el próximo será una institución educacional inteligente. La gran ola revolucionaria en tecnología impulsará la irrupción de esta tecnología en la vida cotidiana. El número de objetos (computadores y dispositivos con acceso a internet) sobrepasó al número de personas en el planeta y para 2020 existirán 50 mil millones de objetos conectados a la web en el mundo. 

Tras la llegada de los smartphones se viene la nueva era de "internet de las cosas". Por ejemplo: un mensaje  de texto bastó para que usted llegara a tiempo a la clase de los lunes, un accidente impedía el paso por la calle que usa todos los días para llegar a su trabajo. La mayoría de los conductores que siguen esa ruta recibió un mensaje alertando de la situación y ofreciendo, además, una ruta alterativa. Estas son sólo algunas de las infinitas posibilidades que ofrece para los próximos años la llamada “internet de las cosas”.

¿Se imagina que, además de su teléfono, la tableta o su computador y la mayoría de los objetos que usa cotidianamente, se conectaran todos a internet?...y también casi todos los servicios que ofrece la institución educacional donde estudia o trabaja  estuvieran conectados gracias a sensores inteligentes con acceso a la web.


Estacionamientos, el centro médico donde se atiende, el alumbrado, la biblioteca,  el transporte escolar, admisión, datos académicos y hasta los contenedores para depositar la basura conectados a internet, envinado información a la nube y generando grandes cantidades de datos que llegan directamente a su teléfono inteligente, o bien a los diversos servicios encargados de administrar la institución educacional donde estudia o trabaja. ¿El resultado? Una verdadera inteligencia colectiva que promete redefinir la vida en las instituciones educacionales, optimizando el flujo educativo, ahorrando energía y ofreciendo servicios a la medida. No sólo estamos hablando de servicios educacionales que pueden ahorrar gran cantidad de tiempo a los estudiantes o profesores de una organización académica, sino de tecnologías que hacen más eficiente la infraestructura optimizando el uso de los recursos.

Uno de los principales factores que ha cimentado el camino para el desarrollo de estas tecnologías ha sido la rápida irrupción de los smartphones y el creciente mercado de las aplicaciones o apps. Gran parte de la experiencia del usuario en las futuras instituciones educacionales inteligentes se experimentará por estas vías. En la medida en que los sensores dispuestos en la infraestructura recolectan información y la envían a la nube, las personas accederán a estos datos a través de sus tabletas o teléfonos inteligentes.  Por ejemplo: sensores en los estacionamientos, para profesores o estudiantes de manera tal que cuando un conductor se aproxima a éstos, gracias a una aplicación en su teléfono, sabe con antelación si tiene o no un lugar disponible para estacionar y en qué parte específica se encuentra. Una optimización de todos los servicios que entrega una institución educacional.  



El sistema se nutre de la información que generan los estudiantes o profesores a medida que interactúan con todos los servicios de la institución. El alumno o profesor también actúa como si fuese un “sensor” mientras utiliza  los servicios educacionales a través de las aplicaciones móviles.  El geoposicionamiento de los mensajes y los hashtag que generan los usuarios para identificar las áreas más activas y conocer los gustos y opiniones acerca de los servicios. En caso de sufrir cualquier emergencia, un alumno  ni siquiera necesitaría llamar a la ambulancia, ya que los sistemas de detección se activan de manera automática alertando a los servicios de urgencia  o también puede ser para monitorear sus problemas del sueño. O, incluso, en pastillas que pueden ser tragadas para recopilar datos sobre la salud del estudiante o profesor y que se envían directamente al médico.

El mayor potencial es que esto será posible gracias a la irrupción de la llamada “computación usable”: la instalación de pequeños chips en diversos accesorios que se usan cotidianamente, desde relojes hasta pulseras, pasando incluso por la ropa. Podrán ser incorporados en una gran cantidad de objetos, como ropa inteligente, dispositivos de realidad aumentada (Google Glass)  La “computación usable” permitirá el despegue de la realidad aumentada con los Google Glass, los lentes inteligentes. Estos permitirán acceder a una serie de información de la institución en una porción del campo visual o información para un postulante.

Las aplicaciones posibles son muchas, gracias al uso de la conexión permanente a internet.     Lo que está pasando ahora es que, finalmente, todas las tecnologías necesarias para hacer de este futuro una realidad comienzan a converger en un solo punto. Se estima que para 2015, habrá más smartphones que personas en el mundo. ¿Ahora, le toca el turno a las instituciones educacionales inteligentes? Me parece que si.

1 comentario:

Boris Ugarte dijo...

Está es una realidad que se viene y que está creciendo rápidamente y que tendrán que apurarse las instituciones educativas que aspiran a tener un sistema inteligente con sus clientes ...