viernes, 19 de junio de 2015

La deserción y sus variables estratégicas



La deserción es el debilitamiento de las intenciones iniciales...

 

La deserción estudiantil es uno de los grandes problemas que abordan la mayoría de las instituciones de educación superior y si se quiere  innovar con calidad, se debe  conocer al alumno de manera presencial, viviendo sus propias experiencias. Entender sus necesidades, sus miedos, sus temores, y de esta manera, percibir sus problemas cotidianos. Un alto número importante de estudiantes no logran culminar sus estudios universitarios, con el consecuente costo asociado para la institución. La decisión de un alumno para permanecer o abandonar una carrera responde a  variables como edad, género, lugar de residencia, metas educativas, carga académica, estado civil, ingresos y desempeño. Le siguen variables académicas  como hábitos de estudio, orientación académica, ausentismo, certeza en su carrera académica, y disponibilidad de los cursos tomar. También existen variables de ambiente como estímulos externos, responsabilidades familiares, oportunidades de traslado y variables de integración social.

La deserción es el debilitamiento de las intenciones iniciales  que se ven influidas por las propias percepciones y el análisis que hacen de su vida universitaria después de su ingreso, siendo esta evaluación un valor crítico para su permanencia o abandono. El comportamiento del adolescente-alumno está muy influido por sus creencias y actitudes personales. La decisión de desertar está relacionada con las conductas previas, la misma actitud que tienen hacia la deserción, así como las normas subjetivas sobre estas acciones, todo lo cual genera “una intención conductual”, que se materializa en un comportamiento definido. Existe una alta probabilidad de abandono de los estudios cuando la familia, pares o normas no llevan la misma direccionalidad, lo que deriva en un rendimiento académico insatisfactorio, bajo nivel de integración social y, en consecuencia, baja satisfacción y compromiso con la institución donde se estudia. 

El problema de la retención se tiene que enfocar desde la propia institución académica, en relación a los servicios y atención relacional que ofrece a los alumnos. Tienen un rol importante variables como la calidad de la docencia y   las experiencias de los estudiantes en el aula, los beneficios proporcionados por la institución a los estudiantiles en salud, deportes, cultura, apoyo académico y docente: recursos bibliográficos, laboratorios, y número de alumnos por docente. Estas variables pertenecen al propio aspecto operacional de las universidades, siendo factible su control y evaluación para su corrección en caso de fallas o acentuar las variables positivas.

miércoles, 17 de junio de 2015

Retención de alumnos: el qué y el cómo


Si se aplicarán todas las teorías que existen sobre retención, sin duda, no habría deserción, lo que se contradice con la realidad de muchas instituciones educativas. 

No existen pócimas mágicas para problemas que responden a la carencia de soluciones continuas en los planes de retención. El punto de partida es una institucionalidad organizada y con personal capaz de internalizarla, donde exista una relación directa entre los planes estratégicos de retención y las experiencias de los alumnos en la institución educativa. Un programa correcto debe vincular los aspectos de las vivencias de los estudiantes con proyectos de retención y fidelización que realmente sean efectivos. Los planes de gestión de retención no son estáticos sino que deben ser dinámicos y de acuerdo a la realidad del contexto. Recordemos que se trabaja con alumnos y eso exige dinamismo y no solamente un proyecto teórico creado desde un escritorio.

Muchas instituciones educativas tiene planes de retención que en la teoría se ven correctos y donde el “qué hay que hacer” está muy bien explicado, pero que al aplicarlos se encuentran con la realidad de los estudiantes y a veces funcionan y otras no. La clave consiste en “cómo hay que implementarlos” y en ese aspecto el personal es de alta importancia. Al asumir una mirada global de los programas de gestión estratégica interna se debe hacer efectiva la vinculación del entorno institucional  con sus personas generando un real compromiso hacia la fidelización de los estudiantes. Si se aplicarán todas las teorías que existen sobre retención, sin duda, no habría deserción, lo que se contradice con la realidad de muchas instituciones educativas. Generalmente, se tiene una aproximación poco sistemática y fragmentada, donde cada estamento actúa por separado y por su cuenta, sin procedimientos tácticos-operativos que concreten realidades para los estudiantes.

El diseño del plan de retención requiere la construcción de una línea base acerca de las acciones que desarrollará la institución  aprendiendo a escuchar a sus estudiantes, siendo principalmente empática, para identificar sus reales intereses, necesidades y expectativas y trabajar coordinadamente en el cumplimiento de ellas para que los alumnos logren culminar con éxito sus estudios. La motivación, la satisfacción y las experiencias relevantes vividas por el estudiante en la institución educativa son claves para  la fidelización, interactuadas con la actitud de servicio y el nivel de compromiso de directivos, docentes y personal administrativo. En este punto es importantes destacar que los encargados de atender a los estudiantes en riesgo de deserción, deben ser profesionales con experiencia y vocación de servicio y quiénes  deben identificar las expectativas de sus alumnos y trabajar en el cumplimiento de ellas.

En muchas instituciones de pensamiento simplista y fácil se llega  a la conclusión que reducir el nivel de exigencia académica o reducir los estándares de calidad es la gran solución a la deserción, pero con eso solo se consigue afectar el prestigio de la organización. Se deben desarrollar soluciones tanto grupales como individuales, dependiendo de las necesidades y características de los estudiantes, dando especial importancia al diseño de planes de acción preventivos y no solamente correctivos.  En la retención de estudiantes se debe pensar en el largo plazo y no en soluciones cortoplacistas.