miércoles, 10 de febrero de 2016

Marketing educativo: a mi manera


En primera persona ¿Cómo lo hago?


He decido contar algunas cosas porque a veces es necesario. Saber marketing en general  no significa saber realizar estrategias de marketing educativo. La educación es un mercado tan dinámico y variable que implica manejar complejas variables que afectan su efectividad estratégica, sobre todo por lo que significa dirigir la gestión a un mercado tan complejo como son los jóvenes. ¿Quién realmente conoce bien a los adolescentes de hoy? Por eso me extraña la proliferación de pseudo especialistas en marketing educativo que solo vienen de áreas relacionadas y dictan cátedra creyendo equivocadamente que mencionar un par de términos hacen la diferencia y ya son especialistas. Lo siento, tengo la mala costumbre de llamar las cosas por su nombre.

Personalmente yo empecé en esto en la década de los setenta y durante todos estos años probé, en la realidad,  lo que funciona y lo que no, lo que me llevó a desarrollar modelos de trabajo y todavía creo que no sé lo suficiente en el tema, por lo que sigo actualizándome permanentemente, por eso me extraña que profesionales con pocos años de experiencia crean que ya saben lo suficiente porque leyeron un par de libros o siguieron un curso. En mi caso cada día reviso lo que pasa en el mundo respecto a las tendencias más importantes en educación, en marketing, también en redes sociales analizando permanentemente las preferencias que mueven a los jóvenes, para de esa manera, poder elaborar estrategias consistentes y ser efectivo al momento de ver resultados de captación de postulantes y retención de alumnos.

¿Cómo realizo mi trabajo estratégico?

Aprovecho de contar brevemente mis procedimientos de gestión estratégica en una institución académica. Si es presencial  lo primero que hago en los primeros días es “dar vueltas” por la institución primero solo, donde converso con alumnos, profesores, porteros, guardias, gente del casino, etc. y me formo mi propia opinión, allí detecto las fortalezas y debilidades para de ese modo definir los atributos de los productos y servicios educativos para convertirlos en el beneficio diferenciador que recibirán los jóvenes o sus padres (son dos estrategias distintas). Después realizo lo mismo acompañado por las autoridades, mostrándoles lo que vi como observador externo y absolutamente objetivo. La tarea más difícil es convencerlos que su visión de la institución es diferente a la de los alumnos o postulantes y que la estrategia se centra en ellos.

Cada país tiene jóvenes con idiosincrasias diferentes por lo tanto realizo un trabajo previo de investigación de los “insights”  del mercado potencial, por lo tanto, ya tengo una visión anterior acerca de lo que me puedo encontrar; también de los medios on line y off line que usan, porque en cada nación es diferente. Y por supuesto, ya conozco al detalle lo que está haciendo la competencia.

Es importante mencionar que realizo reuniones con el equipo académico, personas claves. El primer llamado es al vicerrector académico para que me presente su plan estratégico académico. ¿Por qué? Por qué él es quién fabrica el producto académico que “hay que vender”. La calidad de lo que se enseña. Y si no lo tiene claro…

Enseguida me reúno con el equipo de marketing (los que fabrican la marca) para conocer su propia visión y ver que están realizando y como lo hicieron. Analizar que hicieron bien y mal y ver inmediatamente las correcciones y cambios. Conociendo todo, elaboro mi briefing y les explico de qué se trata lo que hay que hacer. Por otra parte, les dicto charlas de marketing educativo de cómo se gestiona admisión y servicio al alumno para dejarlos actualizados. La idea es sacarlos de su zona de confort y presionarlos porque habitualmente realizan su trabajo de manera mecánica. En conjunto, planificamos la gestión de corto, mediano y largo plazo y nos ponemos a trabajar “con realidades”, en un timing de trabajo muy acotado y preciso. Nada de teorías. En esta parte del trabajo es muy importante darle “un estilo de juego”, como yo le llamo, donde sólo podrán participan las personas que responden al estilo de lo que hay que hacer. La única manera de lograr el éxito de una institución es tener el personal adecuado para llevar a cabo el proyecto estratégico de acuerdo al estilo y orientación de la institución.

¿Por qué cuento esto?

Porque mis ventajas comparativas no se pueden copiar: la forma en que pienso las estrategias. Tengo capacidad de mirada macro, es decir, visión general de la realidad institucional, no me distraigo en detalles que no tienen importancia, capacidad de mirar más allá, de ver en el tiempo y el espacio y así mis estrategias son variables a la realidad que encuentro. La versatilidad y adaptación es importante en lo que hago, todo lo observo como si fuera un postulante o un alumno, en ese momento no soy yo, preguntándome: ¿Qué sentiría un joven? Nunca una institución es igual a otra y eso condiciona mi forma de trabajar. Trato de hacer simple lo difícil, trabajo con inteligencia, voy de idea en idea porque es muy importante mucha inquietud y curiosidad A eso le agrego constancia siendo muy incisivo pero con mucha  capacidad de comunicar. Un aspecto a destacar es el conocimiento práctico de publicidad, comunicación, cine, televisión, diseño gráfico, realización de eventos, uso de redes sociales, experiencia en música, etc. también una larga historia académica y como director de escuelas de publicidad. Por lo tanto puedo realizar en la práctica lo que estoy explicando y haciendo

En este trabajo  creo liderazgos y capacidad de emprendimiento. Siempre con una base creativa para motivar a los grupos, comandar eficientemente equipos de trabajo. Una clave es saber identificar y resolver los problemas, lo que no es fácil, y ser autónomo para tomar decisiones. En este punto es importante mencionar que yo asumo el control total de la gestión de marketing y digo la última palabra, asumiendo el éxito o el fracaso. Si en la institución no me hacen caso yo dejo el proyecto. Las asesorías on line forman parte de la continuidad de mi trabajo y eso implica estar siempre en contacto con los especialistas de marketing de la institución académica durante el período posterior para supervisión de lo que se está haciendo.

Los seminarios no es solamente hablar.

Como premisa fundamental de mis seminarios está el hecho de que nunca hablo de algo que no conozco. Todas mis exposiciones tienen como fundamento la experiencia concreta. ¿Y cómo me preparo para una charla? No me preparo, porque hablo de lo que sé. Solamente la necesidad de estar lúcido y actualizado, como lo mencioné anteriormente. Dictar un buen seminario no solamente tiene que ver con los contenidos sino también con la mente y el cuerpo. Para eso es necesario siempre “vitaminizar” y abrir el cerebro, consumir comida sana y sesiones de entrenamiento físico tres veces por semana, porque sólo de esa manera se puede entregar lo mejor.  Eso da resultado en desplazamientos, agilidad en las presentaciones y claridad en la exposición. No es solamente llegar a pararse delante de un auditorio, creo sinceramente en la preparación personal previa a la exposición. Es una suma de varios factores, incluido no aburrir a la audiencia con “charlas ladrillo” o con términos rebuscados que el auditorio jamás podrá transpolar a su realidad.

Como decía al comienzo, me extraña la proliferación de tantos “asesores de marketing educativo” hablando de esto. Una cosa es saber y otra tratar de subirse a un tema puesto de moda.

Finalmente, ¿Soy insoportable haciendo lo que hago?. Si, lo soy, y muchos dan fe de eso…posiblemente se deba a que conozco mi trabajo.

A mi manera.

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