miércoles, 5 de octubre de 2016

Marketing Educativo: cuando las sirenas cantan, los marineros se confunden.




 Hablar e intentar realizar estrategias de Marketing Educativo da para todo y para todos. Se requiere mucho trabajo comprender los muchos desafíos planteados y obtener reales soluciones de calidad. Consolidar una institución duradera es mucho más difícil que crear un buen producto educativo. La pregunta es: ¿Cómo quieren ser cuando crezcan? La respuesta es simple: no se tiene que ser correctos sino excelentes. Para lograrlo cuando se hace una estrategia hay que centrarse en la esencia y eliminar lo superfluo e innecesario. No es fácil llegar a lo más profundo de la esencia de una institución para comprenderlo todo. En el marketing educativo hay que aplicar la imaginación, la creatividad y la tecnología para crear cosas asombrosas. Redifinir el problema y el enfoque que se debe dar.

Hay que asumir la responsabilidad completa en  la experiencia que vivirá el usuario, es decir, los jóvenes o sus padres. Algunas instituciones pueden ser excelentes, pero los de marketing creen que pueden aumentar los beneficios con promesas y más promesas. No siempre una estrategia rinde beneficios en el corto plazo.  Simplemente se trata de crear productos académicos de excelencia para lograr una organización duradera y donde todos sus integrantes se sientan motivados a crecer con ella.

Muchas instituciones se preocupan de los focus groups y de intentar saber lo que los usuarios quieren, lo que es muy diferente de preguntarles qué es lo que desean, y eso requiere de los especialistas intuición  e instinto acerca de situaciones que quizás todavía no tienen forma. El trabajo del marketing es saber leer lo que todavía no está. No se trata de aplicar recetas archisabidas por todos y tan replicadas en congresos de la especialidad. Si fueran como dicen sería muy fácil y todas las instituciones serían exitosas. Pero no es así. Se necesita trabajar la empatía, con intuición acerca de los deseos de los usuarios, que es algo más poderoso que el intelecto.

Las reglas habituales de las estrategias no sirven. Se necesitan tres palabras: empatía, concentración y comunicación. Las personas se forman una impresión sobre una institución basándose en como está presentada, en la identidad que proyecta. La experiencia condiciona como van a percibirla, un detalle diferente como que estuviera al servicio del usuario. Se necesita estructurarse en torno a las actividades académicas y no solamente en torno a las categorías de los productos educativos.

El personal, funcionarios, académicos y directivos de una institución educativa, las personas que trabajan, son tan educadas que los mediocres se sienten cómodos sin hacer nada. Hay que eliminar las zonas de confort para intentar hacer lo imposible, y a nadie le gusta eso. Cuando se cuenta con gente muy buena no se necesita estar siempre encima de ellos porque si se espera que hagan grandes cosas se puede conseguir que lo hagan.

En una estrategia es muy importante formarse una visión de conjunto  y también ser un gestor  implacable sabiendo que se está en todos los detalles, es decir, lo importante es la capacidad y saber visualizar la estrategia general fijándose en los aspectos más pequeños. Tener intuición acerca de las estrategias del mercado. La creatividad es la esencia de la imaginación aplicada para una ventaja de las economías innovadoras.

Cuidado, porque cuando las sirenas cantan, los marineros se confunden y como dijo Steve Jobs: existe “la proliferación de estúpidos”.

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